Una bomba de emisión
Los efectos monetarios del nuevo dólar soja (dólar agro en su última versión) difieren según los analistas. Algunos calculan que si los productores liquidaran 5.000 millones de dólares y el Banco Central se quedara con el 70% de esa liquidación, estimación basada en lo ocurrido con los dólares soja uno y dos, la expansión monetaria sería equivalente al 23% de la base monetaria de marzo. Otros, en cambio, creen que las ventas serán por 8.000 millones de dólares, lo que obligaría a una emisión de 2,4 billones de pesos. Esos pesos irían a dólares como pasó el año último. Más inflación.
Nivel de estrés
Nadie en la city cree que Sergio Massa ni Gabriel Rubinstein ignoren esto, por lo que atribuyen la tercera edición del dólar soja al nivel de estrés de las reservas. Generó mayor escepticismo en ese sentido la medida dispuesta por la conducción económica de que se suspenda el CUIT a las cerealeras que no hayan cumplido con sus promesas de liquidación. En la última jornada cambiaria el Central perdió 110 millones de dólares de las reservas que sirvieron para frenar las cotizaciones libres, pero no las señales pesimistas. El riesgo país llegó cerca de los dos mil puntos y los bonos retrocedieron.
Venirse abajo
Más allá de las cifras de imagen de los dirigentes y de las de intención de voto, la encuesta de marzo de las consultoras Grupo de Opinión Pública y 3trepuntozero aporta conclusiones de gran interés extraídas de los focus group. Destacan la visión pesimista del gobierno peronista de parte de sus propios votantes. Los encuestadores resaltan expresiones como “venirse abajo” y “falta de fortaleza” repetidas por quienes apoyaron al Frente de Todos. Su visión es muy pesimista sobre el resultado de las presidenciales. Creen que lo hecho por la gobierno después de la pandemia fue “insuficiente o estéril”.
Ni sus votantes lo aprueban
En materia de resultados cuantitativos, el sondeo también aporta datos de interés como que, por ejemplo, ni los votantes de la fórmula Fernández-Fernández aprueban la gestión del gobierno. La evaluación general de la gestión es negativa: un 75% la califican de mala o muy mala y sólo el 25% de buena o muy buena. De los votantes de Juntos por el Cambio el 99% la considera muy mala. Pero el problema son los votantes peronistas: el 48% la aprueba, mientras el 51% la califica de mala o muy mala. La incógnita de la hora es cuántos de ese 51% seguirán votando al peronismo en octubre.
FUENTE : LA PRENSA