Maldito folclore

Un drone sobrevuela las cabezas de los jugadores de Atlanta. Lleva colgada una bandera de Palestina. En las gradas, la barra de All Boys grita cantos antisemitas. El viejo clásico se confunde con las peores miserias. Muestra la cara más triste de una parte de la sociedad enferma. Barras celebran una guerra y despotrican contra judíos. El fútbol se hunde en el infierno.
Desde hace años una facción de la hinchada del Albo, que se hace llamar Los Turcos, mantiene un enfrentamiento absurdo con la comunidad judía que vive en Floresta. Dicen que son moneda corriente las peleas entre alumnos de colegios islámicos y judíos. Que es común que se presenten batallas entre adolescentes que enarbolan banderas racistas… Que todos lo saben en el barrio y que esas disputan llegan a la cancha cuando el rival es Atlanta.
El domingo se disputó una nueva edición del viejo y popular clásico del ascenso en el estadio Islas Malvinas, en el marco del torneo de la Primera Nacional. El resultado fue un pobre empate sin goles. Pero eso, justamente, lo que ocurrió mientras se movió la pelota fue lo de menos. Lo importante, lo grave, pasó antes del inicio del partido. El derbi de la fecha 20 volvió a ser noticia pero no por el resultado. Una vez más la previa del encuentro se vistió de odio y antisemitismo. Minutos antes del inicio, un grupo de hinchas del club de Floresta celebró durante un buen rato frente a la puerta de la sede. El ritual fue el de costumbre pero con agregados. Esta vez hubo cotillón macabro.
Los hinchas se juntan siempre allí para hacer un poco de ruido cuando el equipo juega de local. Cantan, saltan, arengan. Tiran fuegos artificiales. Este fin de semana que se fue, la celebración pagana parecía que no se iba a diferenciar a las habituales.
Pero fue distinta. Un bochorno. Hay imágenes que muestran a parte de la barra conocida como La Peste Blanca exhibiendo un ataúd pintado con los colores de Israel. Hay fotos de banderas de Palestina e Irán que acompañaron la escena en un gesto de provocación a los supuestos israelitas del otro bando. Hay panfletos y pasacalles, trapos con pintadas: “Palestina libre. Villa Crespo barrio de cagones. Israel y Atlanta son la misma mier…” Eso sí, no dieron la cara los autores de la movida. Desde temprano aparecieron encapuchados por los alrededores del estadio. Trasladaban el cajón y soltaban humo negro. El humo de la muerte.
Todo poco original, la verdad, mientras la situación que se vive en Medio Oriente recrudeció el 7 de octubre de 2023 cuando Hamas atacó a Israel y dejó un tendal de sangre con más de 1.200 muertos y centenares de heridos. La respuesta fue el inicio de otra guerra que, según algunas estadísticas siempre difíciles de comprobar, acumula más de 50 mil palestinos caídos. La franja de Gaza es otro desquicio de la humanidad.
El burdo ritual de los barras no quedó ahí. Ya en medio del juego, desde la tribuna de All Boys se elevó un drone con la bandera de Palestina que comenzó a sobrevolar las cabezas de los futbolistas bohemios. Había ocurrido lo mismo el año pasado cuando. Nada más lejano al famoso folclore del fútbol argentino.
En junio de 2024 cinco socios de All Boys fueron detenidos por llevar dos ataúdes (uno con los colores de Atlanta y otro con la bandera israelí). El Comité de Seguridad en el Fútbol de la Ciudad les aplicó derecho de admisión de 12 a 48 meses, prohibió al club ingresar bombos y banderas durante dos fechas y le ordenó colgar mensajes contra la discriminación.
Un año después, lo mismo pero peor. Un pasacalle con la leyenda “Muerte al Estado genocida de Israel”, ubicado en la intersección de Mercedes y Álvarez Jonte, fue secuestrado tras una orden judicial.
El organismo de Seguridad en el Fútbol le aplicó al club una sanción escalonada hasta fin de año por estos episodios. All Boys deberá disputar sus próximos dos encuentros como local a puertas cerradas, sin público. Posteriormente, durante las siguientes seis fechas como anfitrión (y hasta fin de año) no podrá permitir el ingreso de banderas, tirantes, ni instrumentos musicales o de percusión.
Se resolvió por unanimidad repudiar los hechos discriminatorios y xenófobos ocurridos pero los funcionarios reconocieron que la CD de All Boys trabaja desde hace tiempo para erradicar estas conductas. A los dirigentes no les causa gracias el accionar de los barras que perjudican la imagen y la economía del club. Pero dicen, tibios, que solo pueden sancionar a quienes son socios… Alegan que contra los que no lo son, pero pagan sus entradas, poco pueden hacer.
Desde Seguridad destacan que se trata de episodios reiterados y se dispuso una medida preventiva escalonada para apuntalar la labor del club respecto de la concientización y sensibilización de sus socios, simpatizantes y seguidores en relación a cuestiones de xenofobia, discriminación, antisemitismo y delitos de odio.
El levantamiento de la sanción quedará supeditado a los resultados del plan. Desde la AFA todavía no salieron la sanciones, pero dicen que pueden ser más duras aún. ¿El drone? Nadie sabe cómo pudo entrar a la cancha, salir desde la tribuna de la barra y quien lo voló con pericia. Sí se sabe que aterrizó manso en la mitad de la cancha, en medio del aburrido 0-0. Y que nadie se hizo cargo de su propiedad. Un jugador lo levantó, se lo dio al árbitro y éste se lo pasó a un policía. El partido continuó. Como la guerra en la Franja de Gaza, que está a punto de cumplir un año y diez meses.
Fuente: La Prensa