La pobreza en la Argentina alcanzó un 49,9%

Las cifras muestran una leve disminución en comparación con el trimestre anterior, pero siguen representando los valores más elevados desde 2005.

El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) difundió un informe que revela una realidad preocupante: la pobreza en Argentina ha alcanzado al 49,9% de la población en el tercer trimestre de 2024, mientras que la indigencia se sitúa en el 12,3%. Estos datos, que representan los valores más elevados desde 2005, fueron presentados por el Dr. Agustín Salvia, director del ODSA, durante un encuentro con los medios y hoy por la tarde serán difundidos en un encuentro con el público en general en el auditorio Monseñor Derisi.

“La salida de la convertibilidad estuvo acompañada de una rápida reducción de la indigencia y de la pobreza medida por ingresos entre 2002 y 2012. A partir de ese momento, el ciclo se revirtió bajo un contexto de inestabilidad y estancamiento económico, con un aumento acelerado de la inflación”, explicó Salvia durante la presentación. El informe, basado en una encuesta a 5.760 hogares en 20 aglomerados urbanos, destaca que la pobreza infantil es aún más preocupante, alcanzando un 65,5% en el tercer trimestre de 2024. “Actualmente, 2 de cada 10 niños viven en la pobreza extrema”, advierte el ODSA.

POBLEMA MULTIFACTORIAL

El estudio identificó varios factores que contribuyen a la persistencia de la pobreza y la indigencia en Argentina, entre ellos la inestabilidad económica, la inflación, la precariedad laboral y la falta de inversión en educación y desarrollo social.
“Aun así”, afirmó Salvia, “la magnitud de los cambios económicos concretados este año podría haber generado una situación social más grave, pero las reservas de capital o recursos previos actuaron como amortiguador.”

Además de la pobreza y la indigencia, el informe también pone de manifiesto la creciente desigualdad en Argentina. “Hay tres Argentinas”, señaló el texto del ODSA y luego agregó que “El 3% de los hogares pertenecen a la elite económica, 27% a clases medias integradas, 40% a clases medias tradicionales y 30% a clases pobres estructurales”.
Esta desigualdad se refleja en diversos ámbitos, como el acceso a la salud, la educación y el empleo. “En la actualidad, el 36,3% de los hogares recibe apoyo directo o indirecto del Estado nacional, provincial o municipal”, indicó el informe. Los principales planes son “la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar, que en conjunto cubren el 50% de la canasta básica alimentaria y el 25% de la total.”
El informe también reveló un aumento en la inseguridad alimentaria, que en 2024 alcanzó al 24,3% de los hogares.

Respecto a la situación del mercado laboral en Argentina, se observa una persistente heterogeneidad estructural. “Durante los últimos 20 años la participación de la fuerza de trabajo en empleos plenos o ‘decentes’ nunca superó el 45%, con un proceso descendente a partir de 2011-2012”, señala.

En este contexto, si bien la desocupación ha disminuido, ha crecido el desempleo “oculto” a través de trabajos informales de subsistencia. “En 2024 subió la precariedad y cayó levemente el subempleo inestable”, indicó el informe que también señala que un 51,8% de los trabajadores que no realizan aportes a la seguridad social.
“El 47% de la población siente que sus ingresos son insuficientes, lo que refleja el deterioro del poder adquisitivo”, señaló el estudio. Esta situación ha impactado en la capacidad de ahorro, que ha descendido a 9,1% en 2024. Ante esta realidad “sólo 1 de cada 10 hogares urbanos tiene capacidad de ahorro corriente mensual”.

OPORTUNIDADES

El informe concluye con una serie de recomendaciones para abordar la problemática de la pobreza y la desigualdad en Argentina. Entre ellas, se destaca la necesidad de un acuerdo político que permita implementar políticas de desarrollo económico y social a largo plazo.
“Se hace necesario construir una agenda de reformas que superen la trampa de la pobreza”, resaltó Salvia. También se destacó que “No solo hay que estabilizar la macroeconomía, sino también proyectar un desarrollo con mayor productividad, empleo e inclusión social.” El ODSA también hizo hincapié en la importancia de la inversión en capital humano y en la creación de un sistema de protección social más justo y equitativo. “El desarrollo humano integral de la infancia debe ser política de Estado”, subrayó el informe.

Fuente: La Prensa