Lijo rechazó por infundadas las críticas morales en su contra

El magistrado se enfrentó en el Senado con el hostigamiento de algunos representantes libertarios o aliados, mientras el peronismo quiso saber sobre cómo fallaría sobre la dolarización y otras políticas promovidas por Milei.

El juez federal Ariel Lijo rechazó ante la Comisión de Acuerdos del Senado por “infundadas” las acusaciones de “falta de idoneidad moral” que le imputaron integrantes de La Libertad Avanza y de bloques “dialoguistas”, mientras el kirchnerismo se mantuvo neutral o incluso se expresó excusando al magistrado.

Al comienzo de una audiencia en la que no contó con defensores, el magistrado fue recibido en un ambiente hostil y con acusaciones que se centraron en dos cuestiones: su integridad ética y el hecho de que hubiese sido promovido para reemplazar a una mujer lo que fue considerado contrario al principio de paridad de género.

La representante del PRO, Carmen Álvarez Rivero lo calificó de “tiempista de las causas de corrupción” y destacó la “baja cantidad de condenas” en ese tipo de delitos en los que había intervenido. La legisladora aseguró que había contribuido con su desempeño a lo que se percibía “como un manto de impunidad”.

Mencionó las causas Correo Argentino, YPF-Esquenazi, Siemens y Ciccone y señaló que el juez había sido sujeto de quince investigaciones del Consejo de la Magistratura por enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias.

Lijo no aceptó las acusaciones y aclaró que había colaborado para que se activase el sistema de justicia para investigarlo. Explicó que el Consejo de la Magistratura había tenido facultades amplias en ese sentido y pedido todo tipo de informes. El diputado a cargo de esa diligencia, Pablo Tonelli, había presentado un dictamen que aconsejaba su cierre y la desestimación de acusaciones.

Señaló, además, que había sido investigado por la AFIP, la UIF y la Procuración.

“Nunca tuve abogado defensor; mi posición fue la que corresponde y permitió que se investigase exhaustivamente”, aseguró. Aclaró, asimismo, que nunca había sido sancionado en el ejercicio de sus funciones.

Otro motivo de críticas al candidato a la Corte fue el que había sido propuesto para reemplazar a una mujer. Lijo se declaró partidario de la igualdad de género, pero alegó que la decisión de remitir su pliego al Senado fue del presidente de la Nación a quien correspondía pedirle las explicaciones del caso.

Fueron especialmente insistentes en esa materia los senadores Pablo Blanco, Carolina Losada y Álvarez Rivero. Con humor, la peronista Carolina Moisés acotó: “Le echan la culpa al jugador de lo que hizo el director técnico”.

En cuanto a las políticas judiciales que deberían ser promovidas se declaró a favor de bajar el nivel de litigiosidad existentes, de dirigir la actividad judicial a resolver problemas concretos de las personas y de dinamizar los procesos para hacerlos más breves.

Reveló, además, su intención, en caso de llegar a la Corte, de abrir una secretaría especial para la investigación de los atentados a la embajada de Israel y la AMIA.

Mientras algunos oficialistas lo hostigaban resultó llamativa la intervención de los senadores peronistas y de Martín Lousteau para averiguar, en cambio, cómo fallaría en caso de llegar a la Corte sobre decisiones del presidente Javier Milei como la dolarización, los derechos generados por el RIGI en explotaciones mineras que podrían impactar en el medio ambiente, la portación de armas y la baja de la edad de imputabilidad penal.

Lijo evitó pronunciarse tajantemente alegando que adelantar opinión podría provocar su recusación en futuras intervenciones como miembro de la Corte, si su pliego fuera aprobado por los senadores.

Fuente: La Prensa