El mundo de las letras lamenta la muerte de Paul Auster, un escritor aclamado e innovador
Paul Auster, prolífico y premiado hombre de letras y cineasta conocido por una narrativa innovadora y relatos envolventes como “La trilogía de Nueva York” y “4 3 2 1”, falleció. Tenía 77 años.
La muerte de Auster fue confirmada el miércoles por su agencia de representación literaria, la Agencia Carol Mann, que no dio más detalles. Se le había diagnosticado un cáncer en 2022.
Desde la década de 1970, Auster completó más de 30 libros, traducidos a docenas de idiomas. Fue durante mucho tiempo un pilar del ambiente literario de Brooklyn y nunca obtuvo un gran éxito comercial en Estados Unidos, aunque era muy admirado en el extranjero por su visión cosmopolita y su estilo erudito e introspectivo. El gobierno francés le nombró caballero del Orden de las Artes y las Letras en 1991. También fue finalista del premio Booker e introducido en la Academia Estadounidense de Artes y Letras.
Descrito como el “decano de los posmodernos estadounidenses” y “el más meta de los escritores de metaficción estadounidense”, Auster combinó historia, política, experimentos de género, búsquedas existenciales y referencias personales a los escritores y la escritura. “La trilogía de Nueva York”, que reúne “Ciudad de Cristal”, “Fantasmas” y “La habitación cerrada”, era una saga detectivesca posmoderna en la que nombres e identidades se confunden y un protagonista es un detective privado llamado Paul Auster. El breve “Viajes por el Scriptorium” envuelve una historia dentro de otra cuando un preso político se ve obligado a leer una serie de textos de otras víctimas, que terminarán incluyendo el suyo.
Su obra de ficción más larga y más ambiciosa fue “4 3 2 1”, publicada en 2017 y finalista para el premio Booker. La novela, de más de 800 páginas, es un relato de realismo cuadrofónico en la era post-Segunda Guerra Mundial, las sagas paralelas de Archibald Isaac Ferguson en un campamento de verano, los juegos de béisbol de una escuela secundaria y las vidas estudiantiles en Nueva York y París durante las protestas de los años sesenta.
“Eran idénticos pero diferentes, es decir, cuatro niños con los mismos padres, los mismos cuerpos, el mismo material genético, pero cada uno viviendo en una casa distinta con sus propias circunstancias”, escribe Auster en la novela. “Cada uno con su propio sendero, y sin embargo toda la misma persona, tres versiones imaginarias de sí mismo, y para colmo él mismo se incluye como el Número Cuatro; el autor del libro”.
Otras obras fueron las recopilaciones reales “Groundwork” y “Talking to Strangers”; una autobiografía familiar, “The Invention of Solitude”; una biografía del novelista Stephen Crane; las novelas “Leviathan” y “Talking to Strangers” y la colección de poesía “White Space”. En su novela más reciente, “Baumgardner”, el protagonista es un profesor viudo agobiado por la idea de la mortalidad y que se pregunta “a dónde le llevará su mente ahora”.
Auster era un autor tan anticuado que usaba máquina de escribir y desdeñaba el email u otras formas de comunicación electrónica. Pero sí tuvo una carrera cinematográfica inusualmente activa comparado con otros escritores.
A mediados de los noventa, Auster colaboró con el director Wayne Wang en el aclamado filme “Smoke”, una adaptación del cuento humorístico de Auster sobre una tienda tabacalera en Brooklyn y cierto cliente llamado Paul. La película estuvo protagonizada, entre otros, por Harvey Keitel, Stockard Channing y William Hurt y le valió a Auster un premio Independent Spirit por mejor guión. Wang y Auster luego hicieron otra película, “Blue in the Face”, un relato improvisado, también sobre una tienda tabacalera de Brooklyn, y que contó con actuaciones de Keitel y otros como Lou Reed y Lily Tomlin.
Auster eventualmente hizo él mismo las películas. Keitel actuó en “Lulu on the Bridge”, una historia de amor estrenada en 1998 que Auster dirigió y coescribió con Vanessa Redgrave. Nueve años después, Auster escribió y dirigió el drama “The Inner Life of Martin Frost”, en que David Thewlis hace el papel de un novelista y Irène Jacob el de la mujer con una extraña conexión a la historia que él ha estado escribiendo.
“Las cuatro veces que he trabajado en películas, nunca tuve problema en hablarle a los actores”, dijo Auster al director Wim Wenders en una conversación publicada en la revista Interview en 2017. “Siempre me sentí en gran armonía con ellos. Fue después de esas experiencias que me di cuenta de que hay una similitud entre escribir ficción y actuar. El escritor lo hace con palabras sobre la página, y el actor lo hace con su cuerpo. El esfuerzo es el mismo”.
Fuente: La Prensa