Curas villeros repudiaron agresiones “vulgares e impropias” contra el Papa

El equipo de sacerdotes de villas y barrios populares del país expresó su repudio enérgico a “distintas manifestaciones del candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, que afectan a la persona del Papa Francisco, que pasan desde agresiones vulgares impropias de quien busca representar a nuestro país hasta conceptos mentirosos sobre las ideas del Papa, tachándolo de comunista (agosto y septiembre 2018), hablando con desprecio de lo que significa la figura del sucesor de Pedro, afectando la sensibilidad de la grey católica y de quienes lo estiman”.

Tras valorar la presencia del Estado en los barrios populares, los curas villeros destacaron: “¡Qué esperanzador cuando comenzó a entenderse el valor de los programas sociales y las cooperativas y la posibilidad del trabajo comunitario!”.

“Todas estas historias en estos 20 años tuvieron éxito cuando el Estado logró entender que debe acompañar la agenda de los barrios y poner sus recursos con convicción en las inmensas mayorías desclasadas”, subrayaron, y afirmaron: “Con dolor, vemos que la clase dirigente se alejó mucho de la vida cotidiana de los pobres. Es fundamental que se acerquen, reconozcan los errores y los corrijan”.

Los curas villeros consideraron que por delante se tiene la “urgente necesidad de crecer en la integración socio urbana de las villas, con justicia social que se traduzca en salud, educación, alimentación, acceso al deporte, trabajo y seguridad integral para los barrios, que son los primeros en sufrir la inseguridad”.

“Celebrando los 40 años de la recuperación de la democracia, invitamos a que no nos dejemos llevar por el ‘no te metás’ o el ‘sálvese quien pueda’. Aprendiendo del Papa Francisco, queremos ser buenos samaritanos en la comunidad argentina. Que la Virgen de Luján nos cubra con su manto”, concluyeron. Las expresiones de los curas villeros forman parte de la declaración “Solidarios con el Papa Francisco y con los pobres”, leída tras la misa en desagravio por “los ultrajes” a la persona del pontífice que se celebró en la parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé, de la Villa 21-24, en el barrio porteño de Barracas, adonde Jorge Bergoglio acudía habitualmente siendo arzobispo de Buenos Aires.

La Eucaristía fue presidida por el vicario general de Buenos Aires, monseñor Gustavo Carrara, y concelebrada por el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Alejandro Giorgi; el obispo emérito de Río Gallegos, monseñor Juan Carlos Romanín SDB; y sacerdotes de la pastoral de las villas de emergencia, entre ellos el presbítero José María “Pepe” Di Paola, quien tuvo a su cargo la homilía, y el presbítero Lorenzo “Toto” De Vedia, párroco de Virgen de los Milagros de Caacupé.

Texto de la declaración

Como equipo de Sacerdotes de villas y barrios populares del país (CABA, GBA y Provincias del Interior del País), expresamos nuestro más enérgico repudio a distintas manifestaciones del candidato de “La libertad avanza”, Sr. Javier Milei, que afectan a la persona del Papa Francisco, que pasan desde agresiones vulgares impropias de quien busca representar nuestro país hasta conceptos mentirosos sobre las ideas del Papa tachándolo de comunista (agosto y septiembre 2018), hablando con desprecio de lo que significa la figura del sucesor de Pedro, afectando la sensibilidad de la grey católica y de quienes lo estiman.

Con estupor, pudimos comprobar en tuits que se remontan al 2017 dirigiéndose al Santo Padre diciendo “a vos te gusta la mierda de la justicia social” y así fue creciendo el odio en sus mensajes convertido en agravios sin límites hasta el 2018, cuando se refirió a Francisco con el peor de los insultos, atravesando todas las fronteras del odio. Como indicábamos en comunicados del 11 de enero de 2018 y del 29 de junio de 2019, el Papa no hace más que actualizar la doctrina social de la Iglesia y el magisterio de sus predecesores.

Uno se termina preguntando si alguien con ese desorden emocional, que no puede encontrarse con quien piensa distinto sin gritar e insultar, puede soportar las tensiones propias del cargo público al que aspira.

Hemos elegido este lugar muy sagrado para el pueblo de los barrios populares donde la Virgen de Caacupé llegó en 1997 en una impresionante manifestación desde la Plaza de Mayo, caminando entre la multitud nuestro Obispo Jorge Bergoglio con su poncho y su rosario, acompañando al pueblo villero.

Nosotros, que vivimos en los barrios populares, valoramos la presencia del Estado, porque sabemos lo necesario de un centro de salud que esté en medio de los vecinos, del valor de sus enfermeras y sus médicos. Entendimos muy bien la necesidad de que los niños y adolescentes tuvieran la posibilidad de la escuela del estado y la parroquial. Hoy, con alegría, miles de jóvenes de los barrios populares pelean su recuperación de las drogas en la tarea abnegada de los Hogares de Cristo, apoyados por Sedronar.

Según el Papa Francisco, la mejor política es la que se pone al servicio de la fraternidad y la amistad social. No hay verdadera libertad sin fraternidad. Necesitamos construir paz, diálogo e inclusión.

Optamos por una política que busca el bien común, teniendo en el centro a la persona humana. Creemos que endiosar el mercado lleva a la deshumanización a través del olvido de los más débiles. Si sólo despertás leones, es lógico que se coman a los corderos más indefensos. En la ley de la selva, solo ganan los más fuertes.

Es en la clave de la comunidad organizada donde nuestros barrios se organizan y el Estado con inteligencia acompaña el crecimiento y su desarrollo.

Parece que la amnesia se apoderó de muchos dirigentes, ya que no recuerdan los niveles de desamparo de la gente en la crisis del 2001, tiempo en que junto a nuestros vecinos fuimos construyendo la esperanza de nuestros barrios.

Nosotros, los curas villeros, denunciamos la ausencia del Estado, porque en la historia de nuestros barrios la hemos vivido y sufrido sus más tremendas consecuencias. Recordamos épocas en nuestros barrios en que todas las semanas enterrábamos un pibe a causa de la exclusión, con ausencia de oportunidades y presencia indiscriminada de armas de fuego.

¿Cómo no valorar esta presencia del Estado en los centros de salud y las escuelas? Qué esperanzador cuando comenzó a entenderse el valor de los programas sociales y las cooperativas y la posibilidad del trabajo comunitario.

Todas estas historias en estos 20 años tuvieron éxito cuando el Estado logró entender que debe acompañar la agenda de los barrios y poner sus recursos con convicción en las inmensas mayorías desclasadas.

Con dolor, vemos que la clase dirigente se alejó mucho de la vida cotidiana de los pobres. Es fundamental que se acerquen, reconozcan los errores y los corrijan.

Tenemos por delante la urgente necesidad de crecer en la integración socio urbana de las villas con justicia social que se traduzca en salud, educación, alimentación, acceso al deporte, trabajo y seguridad integral para los barrios, que son los primeros en sufrir la inseguridad.

Celebrando los 40 años de la recuperación de la democracia, invitamos a que no nos dejemos llevar por el “no te metás” o el “sálvese quien pueda”. Aprendiendo del Papa Francisco, queremos ser buenos samaritanos en la comunidad argentina. Que la Virgen de Luján nos cubra con su manto.

Fuente: La Prensa