Vecinos de Purmamarca se levantan contra la violencia y por su derecho a vivir en paz y libertad

El pueblo de Purmamarca, al igual que de otras localidades de Quebrada y Puna, puso en pausa la distintiva cualidad jujeña de mansedumbre y tranquilidad para alzar su voz, demandando por sus derechos y contra los opresores disfrazados de originarios instalados en las rutas que atraviesan la provincia, cercenando sueños y vidas.
Sitiar y aislar Jujuy, mediante cortes de ruta y afectando la normalidad de las operaciones aéreas, es uno de los capítulos del manual con los que “tantean” la reacción de las autoridades y la población civil. Como se puede apreciar, son preceptos que están ensayando en Jujuy y con los cuales violentos y corruptos atemorizan mostrando lo que será la era post kirchnerista con su desfalleciente populismo. Ergo, lo que ocurre en Jujuy es la antesala de lo que puede pasar en todo el país luego del 10 de diciembre, en caso de no estar atentos y unidos para decir basta al atropello antidemocrático K y de la Izquierda.
Nuestra provincia, es el teatro de operaciones en el que se debaten dos modelos de país: El futuro de la paz y el orden, por un lado, y el actual de la violencia y el caos, por otro.
En este contexto, se desarrollan historias personales que reflejan el sentir colectivo y se tejen entre viejos neumáticos destinados a ser consumidos por las llamas, piedras, palos y rieles diseminados sobre la carpeta asfáltica por la que alguna vez circularon sueños de paz, libertad, respeto y prosperidad.
“NOS DIMOS CUENTA DE QUE NOS USARON”
Soledad Vilte, vecina de Purmamarca, cuya familia pertenece a la comunidad Coquena, es una de las tantas vecinas y vecinos perjudicados por los cortes de ruta y por eso reveló su cansancio, molestia y dolor.
En la antesala de la desesperación por saberse cerca de perder los frutos de años de trabajo, derrama lágrimas de impotencia que dan cuenta de su esfuerzo y sacrificio diario para salir adelante, ya que es trabajadora independiente y no recibe un plan del Estado, al tiempo que cultiva un sólido perfil comprometido y solidario con las causas colectivas, sosteniendo postura a favor de consignas como el cuidado del agua, la preservación del ambiente y los salarios justos, sin embargo fue categórica al asegurar: “Mi dignidad no se negocia ni se vende”.
Relató que al iniciar los cortes estuvo “respaldando a sol y a sombra” los planteos de las comunidades originarias, sin embargo con el transcurrir de los días advirtió que “nos están usando”, por cuanto en los cortes “hay gente que no conocemos y otras que sí y que están siendo pagadas”.
Al decidir retirar su apoyo a quienes lucran con los piquetes, la tildaron de “militante radical” y “funcional a la represión”.
Además, fue parte del grupo de vecinos que el viernes último intentó dialogar con los piqueteros, instancia en la que su sobrino resultó herido ante la reacción beligerante de los manifestantes, quienes “celebraron el hecho de haber golpeado” a personas comunes e indefensas que solo quieren el bien colectivo. “Son violentos disfrazados de originarios”, ya que no solo “golpean, sino que también incitan a golpear”, denunció y advirtió que “no se puede dialogar con ellos”. “Para colmo dicen que son reprimidos”, lamentó ante mayúscula mentira.
Señaló que la orden de la Justicia Federal de liberar por lo menos media calzada fue una luz de esperanza que se extinguió irremediable y rápidamente, “porque la medida no fue cumplida”, lamentó y exigió a la Justicia competente “haga respetar sus derechos a vivir en paz y en libertad, a trabajar dignamente y a progresar”.
“Que la Justicia detenga esta pelea hermanos contra hermanos, primos contra primos”, demandó enérgicamente. “Todo esto es muy triste”, concluyó.
“PRESOS EN NUESTRO PROPIO PUEBLO”
Noelia Cruz, trabajadora independiente que pone el hombro al desarrollo de Purmamarca, cuyo nombre se sumó a la nefasta lista de personas golpeadas y heridas por piqueteros, consideró que “es tiempo de aclarar la situación y desmentir” agravios y agresiones que están recibiendo quienes piden se flexibilicen los piquetes en el norte jujeño.
“No amenazamos ni atacamos a las comunidades, somos los primeros interesados en vivir en paz y libertad”, sostuvo.
Por iniciativa propia y lejos de perseguir un fin político, en reiteradas oportunidades se apersonó en los piquetes para dialogar y fue entonces que observó que los cortes son implementados por “gente de la Izquierda” y “no por miembros de comunidades originarias”. “Nunca faltaron intentos de diálogo, lamentablemente siempre se negaron y nos recibieron violentamente con palos y piedras en mano”, indicó.
Reivindicó su derecho a “vivir libremente y ganarse la vida trabajando, no por ambición como ellos nos acusan” y redobló sus apreciaciones al denunciar que “estamos presos en nuestro propio pueblo, rehenes de personas que no son originarias”.
Tras comentar que “si no trabajo, no puedo sostener a mi familia”, alertó que “estas personas que están en los cortes cómo hacen para vivir sin trabajar, quién los financia”. “No somos ignorantes”, dijo lacónica.
Reveló que no todos los vecinos se involucran, “porque hay miedo”, pero advirtió que “llegamos a un límite, seguiremos hasta el final contra los violentos y a cara descubierta”.
“LA JUSTICIA TIENE QUE DECIDIR Y RESOLVER”
Por su parte, Silvia Guanuco, purmamarqueña y trabajadora que “de nada ni de nadie se oculta”, demandó: “La Justicia tiene que decidir, exigimos la liberación de las rutas”. “Necesitamos una solución”, sentenció.
Cuestionó a los piqueteros, al decir que “viven de asamblea en asamblea, pero siguen en la misma postura intransigente”, al amparo de sectores politizados que engañan, confunden y alimentan la violencia de jujeños contra jujeños. “La noche del 20 de julio golpearon a mi hijo de 22 años, mientras esperaba un remis en la ruta para ir a Tilcara”, relató y subrayó que “esto nadie me lo puede negar por más triste que sea, para colmo mienten diciendo que la víctima estaba alcoholizada”.
“Dicen que hacen Patria en los cortes, pero la realidad es que hacer patria es levantarse temprano e ir a trabajar”, estimó y resaltó que “por estar en contra de los piquetes somos vendepatria, así nos acusan y escrachan”.
Mientras ello acontece, no cesa la esperanza, los purmamarqueños no se doblegan ante el estratégico facilismo de la victimización, no se entregan al sentimiento de desamparo y siguen a la espera de una solución pacífica, poniéndose respetuosa y razonablemente en manos de un juez federal en cuya conciencia duerme la última palabra.