Tapia para siempre

“No hay demasiado que pensar, más que nada agradecerles a todos. Al presidente Tapia por la oportunidad que me dio, a los clubes que me apoyaron… No hay excusas”. El 28 de enero, hace poco más de dos meses, el Seleccionado argentino sub 20 se quedaba fuera del Mundial de la categoría que se debe disputar entre el 20 mayo y el 11 de junio. Javier Mascherano presentaba su renuncia indeclinable como DT del equipo. Y el fracaso rotundo, tras perder 1-0 frente a Colombia en el Sudamericano y quedar cuarto en un grupo de cinco y no poder acceder al hexagonal final, contrastó con la enorme alegría que nos habían dado los Muchaaachhooosss, a fines del año pasado, en Qatar.

Apenas tres veces, en 1977, 1985 y 2013, Argentina no había llegado al Mundial de la categoría. Y Masche, el jefe de las mil batallas, no lo pudo tolerar. Pero, todo puede modificarse de la noche a la mañana cuando de fútbol se trata. Y el viento de cola que viene soplando en favor de la AFA, produjo otro milagro. En realidad, el artífice del cambio de escenario (literal y metafórico) fue Claudio Fabián Tapia, el Chiqui. Más rápido que Nicolino Locche a fines de los 60, el dirigente se movió con astucia y ofreció como sede a nuestro país para organizar el Mundial en ciernes, una vez que alguien le sopló al oído que Indonesia (lugar en el que se iba a disputar la Copa del Mundo de los pibes no tan pibes) iba a ser vetada por la FIFA.

Tapia levantó la mano y, sin pensarlo demasiado, Gianni Infantino se la agarró. ¿Tan simple como eso? Quien sabe. Lo que quedó bien claro, es el poder que sigue construyendo con el paso del tiempo el bueno del yerno, ahora distanciado, de Hugo Moyano. A esta altura, Tapia va camino a superar al todopoderoso y desaparecido Julio Grondona. Hace menos de un año, nadie podía imaginar semejante crecimiento. Al cabo, Don Julio supo capear tempestades y mantenerse en el trono de la calle Viamonte durante casi cuatro décadas, superando gobiernos militares, radicales, peronistas, alianzas. Todo pasó. Toda pasa. 

Tapia parecía un nene de pecho al lado de un antecesor. Pero después del insólito 38 a 38 de la elección apócrifa de la AFA que empataron en diciembre de 2015 Marcelo Tinelli y Lius Segura cuando había 75 votos posibles, comenzó a tejer su poder. Y lo bien que lo hizo.

Conocida es la historia: con los clubes del Interior como aliados, Tapia se sentó en el sillón que todos pretendían. Le fue mal al principio. Heredó una AFA rota desde lo económico y la terminó de hundir desde la planificación. El campeonato local se convirtió en un mamarracho, no hubo descensos, Barracas Central, su equipo de toda la vida, subió a Primera vertiginosamente… Eligió a Jorge Sampaoli como DT del Seleccionado que fue a Rusia y explotó en mil pedazos. Tambaleó en su silla.

Entonces se jugó un pleno. Darle el cargo vacante a Lionel Scaloni. Y esa otra historia, también es conocida. Recelo de Mundillo del fútbol, largo invicto, Copa América, Finnalissima y Mundial! Bingo. Tomá. Desde entonces, pensar en una serie de Netflix que se llame Tapia Eterno, parafraseando a la ya existente del Seleccionado, no parece descabellado. El voto de confianza que le están dando desde la Casa Madre del fútbol mundial, adjudicándole la organización del torneo ecuménico sub 20 a menos de dos meses de su inicio, es inédito. Con un país en llamas, en el que un ministro de seguridad se come un sopapo en la calle luego de que un colectivero es asesinado, se trata de toda una jugada por parte de la FIFA. Una muestra de confianza impresionante hacia el querido Chiqui. Dicen que aún resta la confirmación, que se haga oficial, pero que está todo cocinado. Que (otro) ministro, el de Deportes y Turismo, Matías Lammens, quiere descorchar una botella mientras imagina que ingresan divisas al país por la movida.

También dicen que el partido de apertura y cierre de la Copa será en la remozada cancha de River pese a que, se supone, una de las condiciones para que se dispute el Mundial sub 20 es que no se hagan partidos en estadios en los que se juega el torneo local. Obviamente, Argentina ahora sí está clasificado. No se perderá la cita, por ser el país organizador. Incluso, abriría la contienda y, si sigue contando con viento de cola, podría llegar al final. Con Mascherano al mando. Porque entre Tapia, Scaloni y Messi lo convencieron de revocar su renuncia. Y Argentina, que ganó el Mundial Sub 20 cinco veces (1979, 1995, 2001, 2005 y 2007) podrá ir por el sexto. Si eso sucediera, andá a sacarlo a Tapia del mullido sillón de Viamonte 1366.

FUENTE : LA PRENSA