El UBS define la compra de su rival el Credit Suisse
Los círculos financieros de Suiza e internacionales aguardan con alta expectación la posible compra de Credit Suisse, tras una semana de infarto en bolsa, por su principal rival suizo, el banco UBS, una operación que algunos analistas creen que podría producirse este mismo domingo, de cara a evitar un nuevo desplome en la primera sesión bursátil de mañana. El banco pide garantías de 6.000 millones de dólares al gobierno suizo y prevé despedir a 10.000 trabajadores, según avanza la Agencia Reuters.
Los rumores de compra de Credit Suisse (segundo mayor banco de Suiza por volumen de mercado) por UBS (primero), publicados en primer lugar por el diario Financial Times, aumentaron hoy con informaciones de la agencia Bloomberg que aseguran que la potencial entidad compradora ha pedido al Gobierno suizo garantías de que una adquisición parcial o completa de su rival no le causará problemas jurídicos o pérdidas.
Dichas garantías serían de unos 6.000 millones de dólares, según asegura la Agencia Reuters, citando a dos fuentes de esta negociación, que señalan que estas garantías hacen frente a “posibles litigios”. Esas mismas fuentes afirmaron que, de producirse la fusión, habrá que eliminar 10.000 puestos de trabajo.
Estas informaciones barajan la posibilidad de que UBS, cuya sede central es vecina de la de Credit Suisse en Zürich (ambas están en la céntrica plaza Paradenplatz), asuma las actividades de gestión de fortunas y activos de su rival, mientras que vendería la banca de negocios.
Única solución
La agencia económica suiza AWP afirmó que tanto el Banco Nacional de Suiza (BNS) como la comisión reguladora del mercado de valores (Finma) admiten que la compra de Credit Suisse por UBS es la única solución para evitar el colapso del banco de las dos velas.
Envuelto en graves problemas financieros y de imagen, el banco Credit Suisse sufrió una caída del 24 % en la bolsa de Zúrich el pasado miércoles, después de que su principal accionista desde 2022, el Banco Nacional Saudí, asegurara que no iba a invertir más en la entidad suiza para sanear sus maltrechas cuentas.
Para calmar al mercado, el Banco Nacional Suizo anunció horas después de ese desplome bursátil un préstamo de 50.000 millones de francos (50.500 millones de euros) a Credit Suisse, lo que permitió que la entidad se recuperara un 19 % en la Bolsa de Zúrich el jueves, pero el viernes las dudas de los accionistas regresaron y las participaciones cayeron nuevamente un 8 %.
Ante todos los rumores, un antiguo responsable de la Finma citado ayer por la televisión suiza RTS ha asegurado que una fusión UBS-Credit Suisse no es posible de acuerdo a las normativas nacionales sobre competencia, dada la posición dominante de ambos en el sector bancario helvético.
Curiosamente, en el pasado UBS tuvo que ser rescatado por las autoridades suizas debido a su exposición a las hipotecas subprime causantes de la crisis financiera de 2008, algo que sin embargo no le ocurrió a su rival Credit Suisse.
A lo largo del día también sirgiern rumores de compra de Credit Suisse por parte del fondo de inversión estadounidense BlackRock, que posee un 4 % de las acciones del banco suizo, pero el fondo ha negado tal posibilidad.
Pérdidas continuadas
Credit Suisse, fundada en 1856, encadena dos años de pérdidas millonarias: en 2021 fueron de 1.572 millones de francos suizos (1.600 millones de euros, 1.690 millones de dólares), y en 2022 casi se quintuplicaron, hasta los 7.293 millones de francos (7.400 millones de euros, 7.800 millones de dólares).
Entre los principales factores que explican estas pésimas cuentas y la desconfianza de los inversores destaca su exposición a firmas de riesgo que colapsaron en ejercicios anteriores, como el fondo de cobertura estadounidense Archegos o la firma angloaustraliana de servicios financieros Greensill.
A los problemas financieros se suman muchos otros en torno a la reputación del banco, con varias dimisiones de sus directivos inmersos en distintos escándalos, que han causado una amplia remodelación de la dirección en los últimos años.
La principal estrategia que ha lanzado Credit Suisse para intentar poner fin a su crisis es el ambicioso plan de reestructuración iniciado en octubre del pasado año.
Este plan incluía el despido de 9.000 trabajadores en todo el mundo, un recorte del 15 % de sus gastos y una ampliación de capital de 4.000 millones de francos (4.050 millones de euros) que marcó la entrada del Banco Nacional Saudí como principal accionista
FUENTE : LA PRENSA