Un mandato contundente para el cambio inmediato

Mucha gente se pregunta en Wall Street por qué los bonos y las acciones argentinas están volando. La elección de Javier Milei plantea interrogantes sobre la implementación de sus políticas. La gente pregunta: ¿Cómo podrá conseguir el respaldo necesario del Congreso para reducir el inmenso déficit fiscal creado por Sergio Massa? ¿Los gobernadores aceptarán discutir una reorganización de la coparticipación? ¿Cómo hará para que la opinión pública acepte una suba de tarifas de la la energía y el transporte? ¿Podrá forzar reducciones sustanciales en los programas de asistencia social?
Todas esas son preocupaciones válidas. Sin embargo, también hay que reconocer que la victoria de Milei fue una derrota contundente para Massa, que perdió por once puntos. Es decir, el candidato libertario consiguió un 26% más de votos que su oponente peronista.
Fue una victoria que quedó plasmada en la mayor parte del país, excepto en algunas pequeñas provincias extremadamente pobres, como Chaco, Santiago del Estero y Formosa.
Se trata de un mandato claro para el cambio, similar a una revolución sangrienta, en la que los principales políticos tendrán que subirse a bordo o quedarse muertos en la vía.
Los resultados electorales también dieron nueva vida a el expresidente Mauricio Macri, que emergió en el lado ganador del cisma del PRO junto a Patricia Bullrich. Pienso que finalmente Rodriguez Larreta se moverá hacia ese lado ganador o será desechado como lastre innecesario.
Queda el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kiciloff, como el último resto del kirchnerismo, pero sin otra opción que seguir el juego a los nuevos poderes fácticos.
Insisto, la contundente victoria de Milei es un mandato para un cambio inmediato. Podría ser el momento que todos estábamos esperando. Podría ser el fin del peronismo, esa pesadilla populista que hizo que uno de los países más ricos del mundo se convirtiera en uno de los más pobres.
Sin embargo, en la Argentina aún abundan los tres recursos naturales que el planeta necesita desesperadamente: agua, petróleo y litio. Finalmente, está preparada para monetizarlos y devolver a la nación su antigua gloria.
Fuente: La Prensa